Pick where to share

Share

Type to search...

Noiaj Bomheker – Esther Podnoj

Sorry, this entry is only available in Español.

Noiaj Bomheker – Esther Podnoj

Sorry, this entry is only available in Español.

Mi papá se llamaba Noiaj Bomheker, mi mamá Esther Podnoj. Mi papá llegó en diciembre de 1930 al puerto de Buenos Aires, tengo su pasaporte polaco. Todavía no habían ascendido al poder los nazis. Varsovia era un centro judío de referencia.
Yo no sé mucho de él, de la guerra no se hablaba, ni se le podía preguntar, así que tengo retazos muy fragmentados. Mi mamá por ahí contaba algo.
Lo que sé fue a través del material que logré armar a partir de nueve cartas que encontramos cuando falleció. Cartas que recibió de su familia que quedó en Polonia. Ellas fueron el punto de partida de una película que hice con el afán de reconstruir la memoria familiar.
Él llegó a Buenos Aires, tenía un primo. Lo esperó, lo albergó un tiempo. Después se fue a San Cristóbal, una ciudad que está cerca de Moises Ville, Santa Fé, y allí empezó a trabajar como relojero. Ése era su oficio.
Mis abuelos maternos tenían un campo de una las cooperativas del Barón Hirsch. Mi mamá fue a la escuela en Moises Ville, pero los grados superiores se hacían en San Cristóbal. Era una niña pequeña, pero igual la mandaron allí a estudiar con sus hermanitos. Vivían en una casa, mis abuelos iban a verlos frecuentemente, y una vecina, con un almacén los proveía y supervisaba. Estudiar era lo primero.
El relato textual de mi madre cuenta que fue a comprar algo al almacén, y la vecina, estaba sentada en una mesa con un muchacho. Parece que también la tienda tenía una especie de bar. Mi mamá como vio a la vecina con alguien le dijo que pasaba un poco más tarde, pero la señora le dijo que se sentara y compartiera: “Estamos estamos jugando al “siete y medio” le dijo la vecina. El muchacho la invitó a sentar y ahí fue cuando se conocieron. Se ve que él era pensionista de la señora. Ahí empezó el romance, empezaron a frecuentarse, eran vecinos.
Mi madre comentaba: “Se ve que él tenía necesidad de familia, como no estaba tan solo…, en cambio yo tenía un montón de primos, hermanos, abuelos, padres…”.
Claro, mi madre estaba con sus tres hermanos menores. La pareja mantuvo un noviazgo de cuatro años, mi mamá tenía 21 cuando se casaron. Cuando vieron que la cosa iba en serio el próximo paso fue viajar al campo a conocer a mis abuelos. Lo aceptaron como parte de la familia, a pesar de que había desconfianza hacia él, porque era varshever. En ese momento no eran bien mirados, por la trata de jóvenes polacas.
Vivieron unos años en Rosario, estuvieron en una pensión de una señora judía. En 1936 nació mi hermana Teresa.
La abuela paterna falleció en 1925 en Varsovia. Sé por las cartas que encontré cuando mi padre murió, de un permanente reclamo de sus hermanas, él tenía tres hermanas y un hermano menor que quedaron en el país de origen. La mayor estaba casada, tenía dos niños, y había dos menores, solteras.
Y el menor, bastante más joven que mi padre. Me llamó la atención la carta de este hermano, Guedalie, muy bien escrita, con muy buena redacción. Quien la tradujo dijo que la redacción y la caligrafía eran impecables. A diferencia de las cartas de sus hermanas, sencillas y con una cierta torpeza expresiva.
Mi papá enviaba dinero, supongo que él tuvo el firme propósito de colaborar económicamente con su familia, porque sus hermanos son agradecidos y lo reconocen. Se ve que estaban en una situación económica fatal. Le hacían saber que con el dinero que les llegaba iban a poder festejar Pesaj. Es decir, no les llegaba para lo básico.
Pero, lo llamativo en el fondo es que hay un reclamo constante porque él no se comunica. Lo que yo deduzco es que mi padre se fue medio disgustado, entre la correspondencia no hay ninguna carta de mi abuelo paterno. Esto lo relaciono con una foto, que apareció junto a las cartas, donde hay una persona recortada al lado de mi abuelo. Mi abuelo debe haber tenido otra pareja, y eso debe haber sido el motivo de la distancia y el silencio. Estas son suposiciones, mi padre era un hombre reservado.
No sabemos el nombre de la hermana mayor, no firma. Las otras mujeres se lamentan, le dice la segunda a mi papá que a ver si puede enviar dinero para la dote de la menor, porque ella ya había perdido las esperanzas de casarse; aunque la pequeña, Jone, estaba a tiempo, le decía que “todavía era muy linda, pero el tiempo pasa y la belleza se esfuma”.
También hay una hermana que ponía en claro que él no estaba cumpliendo su promesa de estar siempre en contacto con la familia, “y ahora te estás alejando cada vez más”, decía. Sin embargo es evidente que él cumplió su mandato de sostenerlos con apoyo económico.
Hay una carta de 1938, ya la Anschluss había ocupado Austria, y el hermano menor hablaba de la posibilidad de una guerra, pero minimizaba los riesgos, según él no pasaría a mayores.
Mis padres se fueron de Rosario a Ceres, allí vivía mi abuelo Moishe, de parte de mi madre, quien vino de Lituania, junto a su padre Meir, como yo, y hermanos. Vino en 1911. Se casaron todos los hermanos de mamá, y el bisabuelo Meir, muere.
Moishe y Raine, su mujer, venden el campo, se establecen en Ceres, y mis padres, por algún motivo se van a Ceres, donde estaba los padres de mi madre.
La familia era bastante pobre, a decir verdad. Mi papá pone una relojería y en Ceres nace mi otra hermana, Jaique, en 1943. Están unos años ahí, y después todos emigran a Córdoba. Se ve que mis padres están muy ligados a mis abuelos, y en 1948 nazco yo, en barrio Talleres. Mi papá sólo tenía a la familia de mi madre y debe haberse sentido parte de ella.
Sé que después de la guerra mi padre empezó a buscar a su familia polaca, pero no logró ninguna información. Primero suponían que habían muerto todos, pero después aparecieron familiares. Descubrí en Israel en Yad Vashem, una lista larga de Bomheker. Mi abuelo nació en Konskowola, y en ese pueblo había varios apellidos iguales. Mi padre tenía una terrible culpabilidad, aunque era un tema tabú, y supongo que para él recuperar los vínculos era una cuestión vital. Él tenía esta inquietud del inmigrante, iba, venía. Llegó a los 23 años, supongo que te queda esa sensación de que cualquier lugar puede ser el tuyo. Esa inquietud de moverse, sorprende, pero es duro el sólo imaginar el dolor que acompañaba a estos seres.
En esta búsqueda de raíces y de sobrevivientes mis padres fueron a Israel, y encontraron un familiar. Mi mamá decía que mi papá se encerró con alguien y conversaron un rato, pero cuando salen de ahí, él dice que no pudo sacar ninguna información. ¿cómo saberlo?
Cuando hice la película entro a averiguar sobre la historia familiar, en Yad vashem, de Konskawola. Hubo familia que llegó  a Israel en 1920. Había testimonios de la época, manuscritos.
Recuerdo que la familia paterna eran tradicionalistas laicos, hay referencias en las cartas. El abuelo materno era maestro. Eran judíos que cuidaban de la tradición y la liturgia. Recuerdo a mi abuelo materno con tefilim, recuerdo sus rezos en voz baja. Y recuerdo las ceremonias que hacíamos para las fiestas.

Meir Bomheker

Return