Stryj, ciudad rodeada por los montes Cárpatos. Durante décadas perteneció al Imperio Austro-Húngaro. En 1915 la ciudad fue ocupada por el Imperio ruso. Ese fue el año de nacimiento de Natán Mendelberg.
El 1 de noviembre 1918 un levantamiento armado tuvo lugar en la ciudad, después del cual se convirtió en parte de la República Popular de Ucrania Occidental. Stryi pasó a Polonia en mayo de 1919. En 1939 Stryj se convirtió, nuevamente en parte de Ucrania.
Así es que cuando le preguntábamos a Natán donde había nacido y esperábamos una sola respuesta, había que recurrir a la historia que inevitablemente llevaba a la indigencia y malos tratos que sufrían los judíos en Europa del comienzo de siglo XX. Eso motivó que su padre, Jacobo, partiera tempranamente a Sudamérica en busca de una vida mejor. En 1925 y en compañía de su hermano Salomón, fueron llevados por su abuelo hasta la estación de trenes que lo llevaría hasta el puerto para tomar el barco Alcántara que los reuniría con su padre y otros dos hermanos en el continente americano. Natán, siempre recordaba con tristeza ese momento de despedida con su abuelo, sabiendo que sería la última vez que se verían las caras. Tuvo una dura infancia, su madre falleció cuando él tenía un año y la discriminación y la pobreza hizo que no pudiera terminar primer grado.
Nunca supo su día de nacimiento. Cuando, después de muchos años, tuvo que hacer su documento argentino, eligió el 3 de Noviembre.
Llegó a Argentina con sólo catorce años, sin estudios, sin conocimiento del idioma, sin dinero y con un padre que estaba mucho tiempo ausente para logra el sustento de sus cuatro hijos. Nada de esto fue impedimento para que, con audacia y valentía, superando las barreras de una sociedad e idioma distinto comenzara su actividad como Cuentenik. Con simpatía y buen humor lograba vender mercadería que no tenía y luego conseguía. Sus ansias de progreso y su amor por el país que lo recibió con los brazos abiertos, lo decidió a instalarse luego de varios años en Córdoba, dedicándose al rubro de la joyería.
Su clásica contestación ante la pregunta: “Cómo estás?” era: “IMPOSIBLE MEJOR”. Ese era el espíritu de Nusen.
Tenía pasión por su familia. Se casó con Susana Lifschitz y tuvieron dos hijos: Rubén y Raquel. Siempre bregó para que la familia estuviera junta. Minutos antes de un seder de Pesaj, recibió un llamado telefónico anunciado que su hermano del alma (Salo, aquel con el que empezó esta historia) había fallecido. Natán, sumido en un inmenso dolor, guardó el secreto esa noche, no quiso suspender el seder ni la reunión familiar.
Dr. Damián Strusberg