Cierre del Banco Israelita de Córdoba y creación de la Casa de la Cultura Judía
El lunes 8 de febrero de 1999 el personal del Banco Israelita de Córdoba se preparaba para afrontar un día atípico: el sábado anterior el diario La Nación había publicado un artículo firmado por un periodista de su staff donde anunciaba que el BIC sería transferido a un club de bancos. Lo más sorprendente del caso es que los directivos y funcionarios del banco no habían sido anoticiados del tema ¿Se trató de una operación de prensa destinada a vencer la resistencia de una entidad que se obstinaba en permanecer de pie a pesar de las presiones del Banco Central? ¿O acaso se trató de filtración inocente de información? Improbable.“El Banco, sus miembros, sostuvieron hasta su último momento el proceso de capitalización, recreando el espíritu cooperativo con que se creó el BIC. Hicieron su aporte para sostenerlo ante las exigencias de capital planteadas por el BCRA, lo que luego resultó infructuoso por la decidida política del Banco Central de finalizar con la existencia del BIC” . Los cajeros (primera línea de trinchera de la entidad) se sentían confiados: en el tesoro del BIC había cantidad suficiente para devolver gran parte del dinero depositado por los clientes. Así transcurrió el día: se pagaban a razón de dos millones de dólares por cada hora de atención. A la hora del cierre aún quedaban muchas personas dentro del banco, todas y cada una de ellas se fueron habiendo cobrado lo que pretendían y aún había dinero en el tesoro para seguir pagando al día siguiente y al otro. Pero el Banco Central decidió que la hora de cerrar el BIC había llegado; así lo hizo mediante una resolución que se comunicó al atardecer de ese día.En 1999 surgió el proyecto comunitario “Casa de la Cultura Judía”. Carlos Magaril, Rubén Groisman y Perla Mangupli fueron, entre otros, los miembros que la fundaron. Fue un proyecto conjunto del Centro Unión Israelita, Macabi y la Unión Israelita Sefaradí,
