La década del 90, amplios sectores de la comunidad judía -aproximadamente el 20 % - perdieron la condición de las clases medias y pasaron a formar parte de los nuevos pobres. Según el informe de AMIA del 2001, se estimaba que la cuarta parte de los miembros de la comunidad judía del país era pobre o estaba bordeando la línea de la pobreza, la cifra ascendía día a día. El judaísmo reaccionó con todo vigor desde sus arraigados valores judíos y sionistas en aquella hora tan difícil. Las instituciones y los azkanim de Córdoba redoblaron sus esfuerzos. La solidaridad con los judíos desfavorecidos pasó al primer lugar de la agenda comunitaria. Se crearon nuevas instituciones dedicadas al problema, entre ellas Voluntarios en Red.